Con esta columna gané las entradas para el concierto de los 100 años de la FECH.
Como diría el Pélida... Aqui-les va lo que escribí.
La universidad es como las pelis comerciales. Todo el mundo las recomienda porque son buenas, porque hay que ir a verlas, porque es ‘la mitad de la vida’, porque el crítico le puso setenta y cuatro estrellas (porque los críticos se creen parvularios y andan poniendo estrellas), porque están los mejores actores y uno se caga de la risa. Pero llegas, te sientas, la butaca está con chicle, el cabro chico te bota las cabritas, la mina que invitaste está pololeando y la película es mala.
Recuerdo que antes de entrar a la universidad ya mi vieja había comprado las chapitas, los stickers para el vidrio trasero del auto, los cuadernos con el logo de la U y esas cosas para poner los documentos. Las tuvo que botar. No quedé en esa U. Mi vieja quería una tradicional y yo cualquiera que me diera algo para vivir.
Parece que todos tenemos un hermano mayor que ya ha sido el exitoso de la familia y te dice que son los mejores años de tu vida. Que en las horas libres te tiras en el pasto de la facu (porque me enseñó la jerga universitaria) conversando con las niñas que conoces en la pastoral y fumándote un porro. Me decía que me olvidara del colegio y del uniforme o de las anotaciones negativas. La libertad te atrapaba, te compraba unas cervezas y te llevaba a jugar pool con la gente que conoces. Y que no me preocupara si era tímido. Todo se reducía a una simple ecuación. Un tímido más un ritalín boy da un par de buenos amigos. Y el orden de los factores no altera el producto.
Pero llegué. Me instalé. La gente se agolpaba porque regalaban cosas. Me metí en la fila y se acabaron los completos. Quedaban bebidas Light solamente. Era el único que pensaba que las cosas sin calorías son un asco. Y los días pasaban y no podía sentarme en el pasto. Y fumé un porro y estuve pálido tres días. Fui a trabajos de verano y terminé siendo el único sin pareja. Soy malo para el pool y eso me valió la tarjeta roja para mis amigos.
No ayudó mucho ni los lentes grandes ni el gel. Tampoco el tratar de ir a tomar al Almagro porque soy siempre el que tiene que funcionar de grúa para los bultos.
Parece que me metí a actuar en rebelde sin causa sin ser James Dean. Tendré que asumir que sigo siendo una rara mezcla entre tri lambda y alfa beta fallido.
martes, noviembre 07, 2006
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1 comentario:
Me gusta como te expresas, como escribes.
Describes mucho de lo que he visto o como me he sentido en un ambiente universitario.
Disculpa la patudez de llegar y comentar, pero me parecía necesario valorar el escrito.
Ojalá escribas más a menudo, tus otras entradas tb me agradan bastante.
Que estés bien.
=)
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