viernes, mayo 04, 2007

Sur

Una vez escuché a mi abuelo decir que uno, antes de nacer, elige si quiere ser pobre o quiere ser millonario y que nosotros habíamos sido muy lesos y habíamos preferido ser pobres. Así se explicaba muchas cosas. Era la forma de amenizar un juego de cartas en una noche helada. No había parafina para la estufa.
Mamá nos hablaba cosas de la vida. Que nada es fácil. Que hay que vivir con lo que uno tiene. Mamá solía decirnos cosas alentadoras pero en la noche la escuchaba llorar. Estaba en la otra pieza con mis hermanos pero las paredes hablaban y podía escucharla sollozar junto a mi papá. Decía cosas contra Dios, contra su educación, contra el mundo. Lloraba por nosotros y yo lo sabía. No podía hacer mucho.
Ese día, cuando íbamos en los dos tríos y una escala, papá llegó con un Berlín de los que vendía la señora Olga en su casa. Recuerdo bien ese momento porque me encantaba el manjar. Lo repartimos entre cinco. Pareciera que me dio fuerza porque gané tres juegos seguidos. Mi abuelo me miraba solamente, como diciendo “buen trabajo”
Dormíamos tres por cama. Era la forma de ahorrar en calefacción. Yo dormía con la Sofía y el Pablo, La Karen dormía con Seba y con la Antonieta, mi abuelo dormía con mi abuela y Mi papá con mi mamá y la Kathy que era muy chiquitita y a mamá le daba miedo que alguien la aplastara. Hacíamos competencia de peos. El que sonaba más fuerte o el más hediondo ganaba. Todo dependía del día. La televisión era para la gente de otras partes. La radio siempre estaba sonando en los tangos de mi abuelo. Sur, que era el tango preferido de mi abuela, lo conocía de memoria y lo cantábamos a coro entre todos. Con coreografía y movimientos raros. Hay gente que chamulla el inglés. Nosotros chamulleábamos el tango.
La noche estaba comenzando recién. Era viernes y el fin de semana se venía bueno. Una de las cosas que me gustaba del 21 de mayo era que papá y mamá no trabajaban los feriados. Lo que no me gustaba era quedarme después de clases recortando laminitas de un viejo barbudo todos los años. El último juego lo había ganado el Seba. Ahora nos tocaba el dominó y la Sofía era experta. Mi abuelo sólo miraba. Mi abuela dormía en la pieza del fondo.
Mis compañeros de colegio siempre leían revistas de hartos colores. A mi me gustaba leer. Encontraba lindo conocer otras cosas y imaginarse a uno en medio de todo eso. Una vez leí que hay personas que extrañaban el hecho de que sus desayunos ya no sean pan con palta. A mi me pasaba lo mismo. A veces la abuela hacía pailas con huevos porque guardaba los que sus gallinas ponían. Eran huevos rosaditos. Comíamos un pan cada uno y el té, a veces, lo endulzábamos con uno de los caramelos que traía papá. Mamá decía que el azúcar era muy cara y que, si no racionábamos, terminaríamos tomando té solo. Una vez pilló a la Antonieta comiéndosela a cucharadas y le pegó y se quedó sin salir.
El frío nos hizo parar un rato, cambiar la emisora de la radio y ponernos a bailar entre todos. A cada vuelta veía sonreír a todos. No me importó mucho tener que salir al otro día a buscar sacos de porotos verdes para pelarlos en casa. Sólo recordaba a mamá diciendo que la vida es difícil. Y me reía.


*para ti abuelo que cuidas mis pasos y soplas en mi algo más grande que la vida. Te quiero aunque ya no estés. Tal vez en el cielo Dios tenga wi fi y te preste su computador para que lo leas y veas que tu vida fue mucho más que una anécdota. Tu vida es el molde de la mía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

encuentraba cosas tan familiares cuando leía.
y es incluso más extraño, porque mencionas el 21 de mayo... que me hace recordar a mi abuelo.

Anónimo dijo...

holas!!!!!!!!!!!!!!!1
notable la hisoria.......
es muy linda...y la hace aun mas linda l arelacion con tu abuelo... e smuy seguro q tiene wi-fi y podra leer esto.......
me encanta como esta escrito..me encanta d elo q trata....
migo de verdad q es bello
y agradezco q los compartas con el mundo ( o sea entre ellos iop)
te kero mucho
cuidate
chhau
°TaO°